LA ACEQUIA ARDACHERA

 


LA ACEQUIA ARDACHERA DE MESONES DE ISUELA


 

El “Ojo la Torre”, uno de los puntos más importantes de la acequia Ardachera.


Una vez sacado el reportaje de la Molinar, debía continuar también con ésta, no iba a ser menos, aunque, como ya sabemos, no tuvo nunca en Mesones la importancia de la otra. Pero, antes al menos, contribuyó también de una manera importante en la economía de este pueblo. Sin embargo, sí que tuvo una importancia “fundamental”, también antes, para el vecino pueblo de Nigüella. Veremos esto luego. Y es, además, en estos momentos, la más “necesitada” y se merece, al menos, un “reconocimiento” -al menos fotográfico y divulgativo-, por si se pudiera hacer algo por ella. 


 http://www.castillodemesonesdeisuela.com/2022/07/la-acequia-molinar.html


Esta acequia necesita obras urgentes en los tramos de los hijalves que todavía riega, puesto que cualquier día vendrá alguna “tronada” que cegara la acequia por varios puntos de su recorrido y que ya nadie limpiará, quedando ya abandonada para siempre, y esto sí que sería una pena, después de siglos de funcionamiento dando vida a los habitantes de Mesones. 


Hace muy poco tiempo una tormenta reventó la acequia Ardachera por un tramo, dejándola inutilizada, finalmente en ese tramo limpiaron el “tollo” y lo entubaron, fue un parche. Cualquier día se volverá a romper, o bien la acequia se reventará en otros tramos conflictivos que siempre se ciegan con las tormentas. Estuve hablando con Jacinto, el hijo de Manolo “la Martina”, que conoce muy bien la acequia “Ardachera”, pues en los últimos años ha estado limpiándola, y me dijo que tiene marcados los puntos más conflictivos de la misma, vamos, donde siempre se ciega cuando hay tormentas. En estos puntos sería conveniente actuar, bien cubriendo la acequia para que no se ciegue o bien haciendo sobraderos en los puntos más problemáticos, que eviten que se reviente. 

 

Para conseguir dinero para estas obras no sé si se podría acoger el Ayuntamiento de Mesones a subvenciones del Gobierno de Aragón para un recurso hidráulico milenario, que tendría que estar protegido como patrimonio histórico hidráulico.



Reventón en la acequia Ardachera. Fotografía de Jacinto Felipe.




Un apaño para que la acequia Ardachera siga funcionando






Este es un punto conflictivo en la acequia Ardachera cuando hay tronadas, ya que un barranco atraviesa la acequia
 
 
Barranco que ciega la acequia


Puente sobre la acequia para salvar las avenidas de agua, tierra y piedras que vienen de otro barranco


Otro puente sobre la acequia para salvar las avenidas de agua, tierra y piedras. Se encuentra junto al barranco Ibarzo.
 
 
Batidero en la acequia Ardachera, junto al barranco Ibarzo.Vemos que está abierto, ya que acababa de caer una tormenta con mucha agua, con el fin de que no se reviente la acequia.

Al final del artículo, pondré para poder consultar y comprender mejor este artículo la definición de algunos términos que utilizaban, y siguen utilizando, los mesoneros en relación con las acequias, tales como:

 

“hijalve”, “entibo” o “enteso”, “parejo”, “somera”, “alfarda”, “parada”, “ojo”, “batidero”, “tajadera”, “il-la, “ila” o “hila”, “azud”, “regadera”, “ramal”, “brazal”, “caño”, “cajero”, “olma”, “portillo”, “ribazo”, “caidero”, “sobradero”, “tollo”, “tollera”, “cortar el agua”, “corte de agua”, “regar por minutos”, “surco de agua”, “hanega”, “albardón”, “anganilla”, “tarriza” o “albarca”.

 

Es la que discurre por la margen derecha de la ribera más alta del río Isuela en el término de Mesones, desde el paraje de la Azud Baja, donde coge el agua, hasta donde comenzaba el término de Arándiga, una vez había recorrido todo el de Nigüella; por ello, es una acequia muy larga. Aunque ahora, como ya dije, no solo no baja el agua hasta Nigüella, sino que tampoco pasa más allá del paraje del Bosque, en el término de Mesones, dejándose de regar ya los dos últimos hijalves de esa acequia en Mesones, que eran los de las Parromeras (¡si Fortunato viera todo esto, después de todo lo que trabajó por el agua!).


 

Línea amarilla, recorrido de la acequia Ardachera, desde el azud en el término de Mesones, atravesando todo el término de Mesones y de Nigüella, hasta el comienzo del término con Arándiga, de unos 7,7 kilómetros de longitud aproximadamente. Línea azul, recorrido de la acequia del Medio. Líneas rojas, “Ojo Alberto” y “Ojo la Torre”.


Sorprende a la altura por la que discurre la acequia Ardachera (línea azul), que va por encima de los últimos olivos de los montes frente al castillo, a partir de ahí es ya monte bajo (aliagas, tomillos y algún  romero). 


Panorámica desde los montes de la Yesería de Nigüella

Es la segunda acequia en importancia de Mesones, por las “Hanegas” que riega (mejor dicho, regaba), después de la Molinar. Aunque la diferencia es importante, la Ardachera riega 22 hectáreas y la Molinar 112. Pero, como ya dije, hoy con la acequia del Medio sólo se puede regar cuando el agua sobrante de la Ardachera va a parar ahí desde el “Ojo La Torre” (ya que su Azud está inutilizado y no entra el agua); se puede ver muchas veces bajando el agua por el camino del barranco de la Torre.

 

Los campos que riega la acequia Ardachera todavía son mucho más pequeños en general que los que riega la acequia Molinar, pues son laderas con mucha más pendiente, teniéndose que construir "olmas" muy altas. Es una zona, pues, todavía más escarpada que la zona que riega la Molinar (por el río, más o menos, va la falla, que deja los materiales del paleozoico, mucho más duros -sobre todo, los del periodo más antiguo, el cámbrico- en esta parte derecha del río; la que riega esta acequia), por lo que las “tablas” son más pequeñas y, sobre todo, estrechas; por ello, la mayor parte de esta huerta se encuentra hoy abandonada; es lo que pasa ya con los Cañares, en la acequia Molinar. Solo unos pocos resisten, como el Chalán, con 84 años, uno de los más “duros” de Mesones; de apellido Sisamón (un día le pediré a Alberto que me pase al ordenador, por no tener que copiar todo del libro, el origen de este apellido tan típico de Mesones; no es un apellido común en ningún otro sitio).

 


Vemos las numerosas “olmas’ que tenían que hacer para hacer la ladera llana y poder regar así los campos, consecuencia de éstas quedaban numerosos “tablares” largos y estrechos.


Olma mejorada, hecha con cemento, piedras y hierro, en un campo de Jacinto, sin duda, para toda la vida. Ya no es simplemente una olma hecha con piedra “seca”.

Además, el caudal de esta acequia Ardachera (palabra aragonesa, quizás venga ya de los romanos, de fardacho; no es castellana, ni “mora”) es mucho menor que el de la Molinar y en algunos momentos para el verano, cuando hay sequía, tampoco se pueden regar bien los campos, solo los hortales. Lo único que se podía hacer a veces era entibar la acequia con alguna tajadera, es decir, parar el agua, y al cabo de unas horas, con más agua acumulada, soltar y así aún podía correr algo el agua. Esto se hacía también, incluso, cuando se regaba por minutos (parte de estos minutos se empleaban, pues, en acumular agua en la acequia para que después pudiera “correr” por el campo con más fuerza; en ocasiones, era la única manera).



 

Un ardacho. Muy numeroso hace 40 años, pero hoy apenas se ven, están en peligro de extinción. Son muy valientes y con una gran mordida, que una vez agarran a su presa ya no la sueltan.


Por esta razón estas tierras de la huerta de Mesones, que llamaban Huerta Blanca (en la que no había antes árboles ni huertos, solo se dedicaban en tiempos a sembrar trigo; después, cada uno haría lo que pudiera) pagaban menos a los condes de Aranda por su cultivo, como vimos con Alberto. Aquí no se podrían recoger “tres cosechas al año” (aunque alguno lo intentaría).

 

Como ya dije, no se sabe cuándo pudo hacerse esta canalización (que pasa junto a la torre que hay en un paraje de esta acequia al lado del barranco de La Torre; posiblemente, celtibérica, y justo por el medio del asentamiento del poblado celtíbero; en los campos, cuando se riega, se oye el agua caer a las “tinajillas” enterradas -así las llamaban los mayores-, y cuando se labra, aún salen escorias de hierro); aquí hay menos pistas que para la Molinar. Además, el acueducto del Paretón, también en esta margen derecha, y algo más arriba que la Azud Baja, de donde coge el agua esta acequia, despista lo suyo. No sé si los expertos, estudiando los materiales, podrían decirnos algo. Como ya apunté, supongo que esto es también cosa de romanos, como el propio acueducto. 

 


Paraje de la Torre. A la izquierda, junto al olivo, pasa la acequia Ardachera, que cuando se hizo de cemento, algunos trabajadores empezaron a coger piedras de la “Torre Celtíbera” que vemos a la derecha de la fotografía, concretamente de la esquina en la que le faltan piedras. Por suerte, uno de los trabajadores se opuso y consiguió que no la desmantelaran.


Acequia Ardachera a su paso por La Torre


Tinajilla o silo cubierto con losas en un campo de cultivo. Bien podían estudiarlo los expertos, pues parece ser que fueron hechas por los celtíberos. Una suerte que se conserven en Mesones, pero nadie hace caso.🤷‍♂️


La cabaña de las Artilleras


Paraje de las Artilleras, casi todo está ya yermo

Pero, en todo caso, su origen debe ser bastante posterior a la acequia Molinar; al menos, el tiempo suficiente para que una vez desaparecido el primitivo asentamiento celtíbero de Nigüella, donde hoy está también esta población, una vez que se fundó “Masones” (ya sabemos que se despoblaron, paulatinamente, tanto San Roque-La Cosumera, en el término de Mesones, como Nigüella-), se perdiera la memoria del nombre que tuviera antes (como se perdió también el de San Roque; que sería el mismo nombre que el de La Torre) y se le fuera denominando con el nombre de los restos que allí veían, es decir, un despoblado, “Nuella”; nombre que tuvo también la despoblada Bilbilis romana. Si ésta se despobló en el Bajo Imperio romano, por ahí podrían ir, quizá, los tiros. Aunque supongo que esta acequia Ardachera es algo anterior (a la total despoblación de Bilbilis). Al no ir ya por aquella zona nadie (bastante tenían con cultivar los nuevos regadíos de la acequia Molinar), salvo algún pastor, quizá en pocas generaciones se olvidó el nombre anterior; unido también al hecho de que aquí tuvo que venir mucha más mano de obra de fuera.

 

Y es que la actual Nigüella, antes, como hemos visto, Nuella (de “ni huella”: despoblado; también se escribía, a veces, “Noelia”, o de otras maneras más raras) solo pudo volver a poblarse con las canalizaciones de las acequias de la margen derecha del río en esta zona del valle del Isuela (cuyos azudes están todos en Mesones). Algunos de Masones, cansados de tener que ir y volver todos los días al trabajo a esa zona, decidieron volver a poblar el antiguo poblado celtíbero de Nigüella, manteniendo, lógicamente, el derecho al riego de esa zona que venían haciendo antes, tanto con la acequia Ardachera como con la del Medio. Después, a lo largo de la historia, muchas cosas irían cambiando, en esto de los riegos. Con la Ardachera siempre sería, como en Mesones, huerta Blanca, pero, al menos, podrían coger una cosecha al año, algo que en el secano aquí, al menos, no se conseguía.



 

Huerta de Nigüella que regaba la acequia Ardachera no hace tantos años


Que esta acequia fuera ya cosa de los árabes, también sería una posibilidad. Pero, parece que, en este caso, esperaron mucho tiempo para hacerla. Y los romanos, como sabemos, hacían lo que se proponían, cuando querían (solo hay que ver el canal y el subterráneo de Albarracín a Cella); y si habían puesto en cultivo una amplia zona de tierras con la Molinar, ¿por qué se iban a parar ahora? Se supone, solo el tiempo necesario para poblar completamente Masones hasta poder cultivar toda la nueva huerta. Después, seguirían. Los hijos y los nietos, así, se podrían quedar en su pueblo (ahora ya en los dos pueblos, Mesones y Nigüella).

 

Bien es sabido ahora que lo que antes se pensaban regadíos de los árabes eran todos de los romanos. Y es que el error estaba en no saber realmente (o no querer saberlo, que es lo más creíble) que en la mayoría de las zonas de España, nativos, romanos y “moros” fueron siempre los mismos, como en Mesones o Nigüella (la historia de ambos pueblos fue siempre unida), y que los cristianos venidos del norte (sobre todo, a Aragón, “francos”) son los que desplazaron y expulsaron al final a sus antiguos habitantes, los “moros”. Por ello, todo lo que había entonces, lo habían hecho ellos, los “moros” (en esto sí que no “mentía” nadie).



 

José Mari yendo a sulfatar con la cuba los cerezos que tiene en las Artilleras. Las cubas ya apenas se utilizan desde que aparecieron los atomizadores.



La acequia Ardachera tiene también, al igual que la Molinar, 10 hijalves, es decir, diez días de riego para diez parajes, es decir, para poder regar unos campos concretos en cada día; desde el principio, desde la Azud baja y la Misa de Once, el primero, el primer día de riego del hijalve completo, hasta el último paraje, el de las Parromeras. Hoy, este último paraje ya no se cultiva ni se riega, como he apuntado, y está lleno de zarzales, donde se esconden los jabalís y los corzos. Al atardecer y por la noche (los corzos, también de día) salen por toda la zona, hasta muchos kilómetros a la redonda; como por ahí ya no va nadie, nadie les molesta.


 

Olivo centenario en las “Parromeras” de Mesones. Paraje prácticamente intransitable, desde el que ya no se puede bajar andando al río. Los corzos y jabalíes lo han hecho suyo, pues el hombre lo ha abandonado. Algunos de estos olivos podrían ser también milenarios, quizá de cuando la propia acequia Ardachera o, cuando menos, de cuando los árabes.


Pero, esto de los 10 hijalves es ahora, antes solo eran siete. Se cambió porque con diez hijalves valía para regar los árboles, ya que todas las semanas podías regar los campos y eso era demasiado, al menos, para el riego de árboles; así pasaron a ser diez hijalves, como en la Molinar, que era el ciclo temporal adecuado de riego para árboles. Pero el principal motivo, por el que se cambió el número de hijalves fue por la “Somera”. Hasta entonces los de Nigüella tenían dos días de somera, pero se beneficiaban de los enormes entibos que se creaban, al ser la acequia de tierra, siendo tan grandes que llegaban incluso hasta las Olmedas. Así, cuando los de Nigüella abrían el “Ojo la Torre” se llevaban todo el agua acumulada del entibo de la acequia, y que había costado muchas horas en tiempo de riego de los de Mesones. Por este motivo, se procedió a cambiar esta norma, no pudiendo los de Nigüella a partir de entonces aprovecharse de estos entibos, pudiendo coger sólo el agua antes de que se hubiera creado el entibo, a cambio, como contraprestación se les dio un día más de somera, pasando de dos a tres días a la semana. 


Mi padre me dijo que este cambio en el número de hijalves y en los días de “somera” se hizo en el año 1994, cuando él era encargado en la acequia Ardachera.

 

Pero, ¿qué es esto de la Somera? Es un término que solo conocen los mesoneros y nigüelleros y que solo se da en esta acequia Ardachera. Se trata de las noches que tenían derecho los vecinos de Nigüella a regar con la acequia Ardachera. Por este derecho pagaban un canon, que no pagan ya desde hace muchos años (500-600 pesetas al año) porque ya no riegan (la huerta de Nigüella está ya casi toda abandonada; una lástima). Como veis, no era mucho dinero el que pagaban los de Nigüella, si bien también les correspondía limpiar la acequia del Medio en el término de Mesones, en los tramos que confrontaban con el camino o con el río Isuela y que no había campos de propietarios de Mesones, como el tramo que va desde el azud de la acequia del Medio hasta el camino del barranco de la Torre.


 

Donde antes había árboles frutales, sólo hay hierbas secas y algún pero de agua seco que recuerda que esto hace pocos años era la huerta de Nigüella, verde y frondosa. Así, echando el agua por el ojo de la Torre o el ojo Alberto, se aprovechaban los de Nigüella de todos los entibos de la acequia, que por la Ardachera no podían hacer, que era lo previsto, quitando por ello a los de Mesones muchas horas de riego. En ese momento el agua ya no llegaría a Nigüella para el verano y la única solución era aprovechar la acequia del Medio.


El horario de riego de los de Nigüella durante la “Somera” comprendía desde la puesta de sol hasta el primer rayo de luz de la mañana del día siguiente (8-9 horas por cada día de “Somera”), en ese momento los de Mesones ya les “cortaban el agua” y el agua pertenecía de nuevo a la huerta de Mesones hasta la próxima “Somera”. 

 

Cuando era día de "Somera", los de Nigüella y alguno de Mesones que tenía campos en Nigüella, estaban justo antes de que se fuera el último rayo de sol en el "Ojo la Torre", el cual abrían para que el agua de la acequia Ardachera por un brazal bajara a la acequia del Medio que llevaría el agua hasta Nigüella. Si bien, acompañaban el agua en su curso por la acequia hasta el término de Nigüella, pues siempre había "il-las" mal cerradas, o dejadas sin cerrar a propósito por algún propietario (aunque esto sea muy peligroso para el campo) con el fin de que se regaran sus campos, incluso algunos se llevaban la tajadera de la "il-la" a su casa.




“Melquíades” el de Nigüella, me ha dicho que cree recordar que los días de Somera que pertenecían a los de Nigüella eran los lunes, martes y miércoles.

Antiguamente el agua de la “Somera”, con la que regaban la huerta de Nigüella durante la noche, iba por la acequia Ardachera, si bien posteriormente ésta se fue cegando, por lo que el agua no llegaba al término de Nigüella. La solución a este problema importante, fue desviar el agua de la acequia Ardachera por el Ojo de la Torre hasta la acequia del Medio (que es como se hacía ya desde hace muchos años), la cual llevaba el agua a la huerta de Nigüella, aunque no con tanta altura como la Ardachera, por lo que abarcaba menos extensión de terreno; aunque esa parte más alta que podía regar la acequia Ardachera, y no la del Medio, eran olivos centenarios que apenas se regaban ya. A veces, cuando bajaba poca agua la echaban por el “Ojo Alberto” a la acequia del Medio pues tardaba menos tiempo en llegar el agua que por el “Ojo la Torre”.


 

Vemos el “Ojo” a la derecha y la “Torre” al fondo, por eso se llama el “Ojo la Torre”


“Ojo la Torre”




“Caidero” del “Ojo la Torre”, que lleva el agua de la acequia Ardachera a la del Medio


Justo en este punto, el agua de la acequia Ardachera, por el brazal del “Ojo la Torre”, llega a la acequia del Medio

 

Cuando eran siete hijalves, se regaba por días de la semana, no por número del día del mes, es decir, los lunes siempre pertenecía al hijalve 1, los martes al 2, y así sucesivamente; y volvía a repetirse el ciclo a la semana siguiente.

 

Actualmente, pues, un “hijalbe completo” en la acequia Ardachera comprende diez hijalves, cada uno de ellos corresponde con diferentes parajes de la huerta y determinados campos. Por lo que a cada uno de estos diez hijalves le corresponde un día de riego, que todos los agricultores conocen perfectamente, y que hoy en día sigue funcionando así, aunque como he dicho el agua sólo llega ahora hasta el hijalve número ocho.

 

Así, en cada mes, al igual que en la Molinar, había tres hijalves completos, empezándose el riego siempre por el hijalve más alto del curso del río Isuela, el de la “Azud Baja”, siendo el hijalve número uno, que es donde coge el agua la acequia Ardachera, siguiendo en orden con los siguientes hijalves, hasta acabar en el hijalve número diez, que corresponde a las Parromeras. Así, al cabo del mes cada campo se puede regar hasta en tres ocasiones. Sólo había una excepción, cuando el mes tenía treinta y un días, entonces ese día 31 regaba el que más arriba estuviera, en este caso serían los campos del primer hijalve de la “Azud Baja” los que tenían preferencia si querían regar y así sucesivamente en orden “descendente”. Esta excepción del día 31 sólo era cuando era por hijalves y el agua era abundante (igual, todo pues, que en la Molinar).


 

Azud de la acequia Ardachera, donde toma el agua del río Isuela. Vemos que el batidero está nada más comenzar el recorrido de la acequia, para desaguar en caso de grandes avenidas.



Mientras el agua era abundante se regaba así, por hijalves, empezando el mismo día 1 de cada mes, por lo que los días 1, 11 y 21 de ese mes le correspondía a ese hijalve más alto, para seguidamente pasar al segundo hijalve, que son las Olmedas, y así sucesivamente hasta acabar en el número diez que era el último. Así se sabe concretamente qué días de cada mes tocaba regar en los diez hijalves. Y en cada hijalve, siguiendo el mismo orden, corresponde regar primero a los campos que se encuentran más arriba. Si se te pasaba el agua y ya estaba regando otro más abajo que tu campo, te tenías que esperar a que terminaran los que esperaban. Ya que se te había pasado el turno y estabas ahora a la cola dentro de ese hijalve.

 

Al igual que en la acequia Molinar, cuando el agua escaseaba y no daba tiempo a regar todos los campos que comprendía alguno de los hijalves en el día que le correspondía, por lo que era imposible acabar el hijalve completo en 10 días, se empezaba a regar por "parejo". Se procedía a echar un bando en el pueblo en el que se informaba que a partir de ese día el agua iba a ir por “parejo” hasta que se terminara el “hijalve completo”.Esto significa regar un campo detrás de otro, y en vez de un día podía costar tres días regar los campos de ese hijalve concreto, por lo que el hijalve completo podía durar en vez de diez días algunos más. Todos los propietarios tenían derecho a regar sus campos hasta su finalización, y en el momento en que el último propietario del hijalve número diez (de las Parromeras), comunicaba que iba a terminar de regar a una hora concreta, unas horas antes le “cortaban el agua” en la Azud Baja, puesto que con el agua que había en todo el recorrido de la acequia, tenían calculado que era suficiente para que terminara. Como vemos, el agua en verano se aprovechaba al máximo, nada se desperdiciaba. En esta acequia, al contrario que en la Molinar, no había "corte de agua" como tal (aunque sí algo parecido), por lo que no había subasta del "corte de agua" (el sistema era diferente por lo que luego veremos).

 

En verano, cuando escaseaba el agua, era relativamente frecuente que al que estaba regando correctamente en su hijalve, le quitara el agua otro propietario de algún hijalve más alto, cuando a esté no le pertenecía, por lo que se producían las denuncias con la correspondiente multa económica. Era fácil pillar al infractor, aunque nadie lo hubiera visto, porque con seguir el curso de la acequia te llevaba hasta el campo recién regado o a la parada que habían hecho en la acequia para que no pasara el agua. El problema era que si le quitaban el agua a un propietario del último hijalve y el que se la quitaba era de un campo del primer hijalve, suponía que el perjudicado tenía que perder mucho tiempo en recorrer toda la acequia hasta llegar al campo del infractor. Además, también suponía que el curso de la acequia se había vaciado, por lo que tenías que meter más minutos hasta conseguir el mismo caudal que cuando estabas regando. 

 


Cuando el agua era escasa, las piedras eran utilizadas por los regadores para dirigirla a la parte del campo que interesara. Emilio Barcelona regando su hortal del “Bosque”.




Al hilo de lo referido, Ángel el "Chalán" me contaba que una vez que le tocaba regar en su hijalve del Bosque no llegaba el agua a su campo, por lo que le extrañó y comenzó a seguir la acequia hacia arriba pues podía haber alguna "il-la" mal tapada o que alguien hubiese levantado una tajadera, cual fue su sorpresa que un propietario de un hijalve más alto había hecho una parada en un tramo de la acequia Ardachera bastante inaccesible, parando el curso del agua, haciendo que se entibara y entrara a la "il-la" de su campo.

 


Ángel el "Chalán", en el “Ojo Alberto”, con el que estuve conversando para conocer los entresijos de la acequia Ardachera

Al igual que en la acequia Molinar, a partir de ese momento en que cortaban el agua a la finalización de ese hijalve completo (que había durado más de 10 días), ese día comenzaban a “regar por minutos”, correspondiendo 50 minutos por hanega de tierra en la acequia Ardachera, en la acequia Molinar eran 10 minutos, ya que lleva más caudal. Como en la Molinar, se apuntaban todos los minutos de riego en una libreta de anillas, en la que estaba atado un boli con un cordel, que se iban pasando sucesivamente los regadores. El encargado debía controlar todo ello. El tiempo empezaba a contar cuando entraba el agua por tu il-la, es decir, a tu campo.

 

Como ya sabemos, el regar por minutos conllevaba que se regara de día y de noche (no se podía desperdiciar ni una gota de agua en el momento más crucial del año, pues las cosechas en la huerta estaban a pocos días de su recogida), por lo que los propios propietarios que regaban eran los que avisaban a los siguientes que les tocaba por orden, de arriba hacia abajo. Era muy típico en esos años en el pueblo cuando estabas durmiendo de madrugada, oír el picaporte de la puerta de la casa, al tiempo que el vecino de campo que había acabado de regar gritaba(despertando a todos vecinos) “Emilio, a regar al Bosque, está regando el “Mariano” en la “Llana la Torre” y tiene para una hora”

 


El regador que salía a regar por la noche lo hacía con la equipación adecuada: la "sotera" o el “ajadón” (azadón), con la manta para tumbarse por si la noche era fría, con las botas de regar (o las albarcas), el reloj y con la linterna de toda la vida, con pila de petaca.



 


Esta forma de “regar por minutos” continuaba hasta que el agua comenzaba de nuevo a ser más abundante por haber crecido el río por las lluvias.


 

Los batideros eran muy importantes para evitar que se reventara la acequia cuando venían grandes avenidas de agua, por ello los encargados estaban muy atentos para abrirlos en estos casos.

Una de las palabras típicas muy nombradas durante el verano, cuando había escasez de agua, era la de “entibo”, pues podía ser el último recurso para salvar la cosecha de algún propietario. En la acequia Ardachera había dos entibos, el del “Ojo Alberto“ y el del “Ojo la Torre”.  Estos entibos se producían de forma diferente al entibo del Olivar de la acequia Molinar, éste, como vimos, una vez que se habían regado “las paradas”. En este entibo de la acequia Molinar se cortaba el agua con tajaderas dispuestas en el medio de la acequia, lo que hacía que el agua se fuera acumulando y subiera de nivel en el cajero, hasta que entraba por la "il-la" que estaba más alta que el nivel de la acequia para regar esa “parada”. Al final, cuando se quitaba la última tajadera que cortaba el agua de la acequia el nivel de agua acumulada era muy superior al nivel normal, por lo que se procedía, en caso de escasez, a subastar toda esa agua. 


 

Tajadera en medio de la acequia Molinar para cortar el agua, entibándola, consiguiendo así que ésta subiera a las “il-las” que estaban más altas que el nivel de la acequia.

Sin embargo, en la acequia Ardachera el entibo se producía por su natural (aquí no había tajaderas para ello; como ya he dicho, solo se ponían cuando el agua era escasa y para hacer pequeños entibos para que después “corriera” mejor el agua en el campo), al acumularse el agua que bajaba por la acequia en tramos más bajos del nivel de ésta; al no seguir siempre una misma línea descendente el curso de la misma. Seguramente, debido a las limpiezas realizadas durante siglos cuando la acequia era de tierra, quedaron tramos de la acequia algo más bajos que su nivel normal, produciéndose estos entibos naturales; y esto unido a que estos “ojos” están más profundos que el nivel de la misma (quizás, de ahí le venga el nombre). Estos entibos, una vez se había terminado el hijalve completo, también se subastaban en caso de escasez de agua y se aprovechaban por los propietarios de aquellas il-las que se podían beneficiar de ello.

 

El entibo del “Ojo la Torre” era mejor aprovechado por los campos del hijalve 6 (la Llana de la Torre), porque el “ojo” estaba más hondo que ningún otro tramo próximo de la acequia, lo que hacía que cuando se abriera la tajadera de este “ojo”, prácticamente toda el agua entibada a ambos lados de la misma, que tenía un nivel más alto, bajara a peso. Mi padre, cuando compraba este entibo, aprovechaba menos agua, porque su “il-la” era la siguiente al “Ojo de la Torre” y estaba más alta que éste, pero aún entraba suficiente agua para regar sus “tablares” del Bosque. Lo solía comprar, subastado en “Casa Villa”, por 500-600 pesetas, con lo que podía dar el último riego a los peros de agua que tenía en ese paraje del Bosque antes de la recolección, lo que conllevaba coger un buen tamaño de pera, que era fundamental para su venta posterior en el mercado. Se bajaban en tractor desde Mesones a La Almunia a la Cooperativa Cosanse en cajones pequeños de madera o plástico de 20-25 kilos, de la que siempre ha sido socio mi padre.



Vemos cómo el “Ojo la Torre” está más hondo que la acequia. Para pasar el agua este punto ha de estar cerrada la tajadera y entonces poco a poco el agua irá subiendo de nivel hasta que supere el escalón que vemos y más pendiente después de éste.


Poco a poco se va haciendo entibo o enteso, que ya ha superado el escalón que veíamos en la fotografía anterior. El problema era cuando bajaba un surco de agua, que entonces no tenía suficiente fuerza para superar el desnivel y por lo tanto no podían regar los propietarios de los siguientes campos.




Cuando la acequia Ardachera se hizo de cemento desde la Azud Baja hasta cincuenta metros más adelante del "Ojo la Torre" (de ahí en adelante la acequia es de tierra), estos entibos perdieron capacidad para acumular agua (sobre todo el del "Ojo Alberto"), por lo que eran mucho más pequeños y menos potentes que cuando la acequia era de tierra, pudiendo regar ya mucho menos con ellos.

 


Siguiente “il-la” seguida al “Ojo la Torre”, con la que riega mi padre sus “tablares” del bosque. Hasta aquí está hecha la acequia Ardachera de cemento.


Un surco de agua escaso es el que entra por la “il-la”


Día 30 de julio de 2022. Es tan escasa el agua en la acequia Ardachera, que hay que entibarla, para posteriormente cuando se haya llenado la acequia soltarla y así tiene fuerza suficiente para continuar hacia adelante y regar los campos. Si no se entiba es imposible regar los campos y menos algunas “paradas” que están por encima del nivel de la acequia. Si el agua iba por minutos, y al siguiente que le tocaba regar entibaba el agua, a partir de ese momento le empezaban a contar los minutos, si no entibaba, los minutos le empezaban a contar desde que el agua le empezaba a entrar por su “il-la”.


El entibo o enteso está a punto, en pocos minutos Jacinto abrirá la tajadera y el agua tendrá la fuerza suficiente para regar sus campos. El entibo ha costado varias horas en hacerse.



Gracias al entibo se pueden regar los campos en estas fechas, si no, sería imposible.


En invierno y primavera el agua de la Ardachera llegaba sin problemas a regar los tramos de las Parromeras de Nigüella (en verano, en tiempos de sequía, esto no sería posible, al ser la acequia de tierra), que yo he regado cuando tenía unos 14 años, ya que mi padre tiene olivos en el término de Nigüella que se regaban con la Ardachera, bajando aproximadamente dos surcos de agua, que no era mucha, pero como era tierra que no tragaba bien el agua, se escapaba del campo y enseguida tenías que cambiarla a otro “tablar”. 



Parromeras de Nigüella. Vemos la acequia a la derecha totalmente llena de maleza. Este campo es el que regaba con  14 años.
 


Vistas desde la Yesería de Nigüella


Vistas desde las Parromeras


Vemos las curvas que hace la acequia para recorrer los montes, parece una serpiente gigante


Las Parromeras de Mesones


Vemos este tramo de tierra de la acequia, que está ya inutilizada, totalmente cegada, incluso se ve que para cerrar la “il-la” en vez de una tajadera, utilizaban una losa.


Tramo de acequia ya inutilizada






Vemos a la izquierda la acequia Ardachera cómo recorre las laderas de los montes


Huerta de Nigüella 




Olivos centenarios como este, son los compañeros fieles de la acequia Ardachera durante todo su recorrido, especialmente, desde las Parromeras. Por todo su cajero están estos olivos, que se beneficiaban del paso del agua al ser la acequia de tierra. Estos no pasarían nunca sed. También harían mermar mucho su caudal. A lo que el agua llegara a Niguella mucha se habría quedado ya en el camino. Y en el término de Niguella pasaba lo mismo al haber también olivos al lado de su cauce.


Al igual que la acequia Molinar, la Ardachera tenía un encargado para la supervisión, limpieza y mantenimiento de la acequia, y cuando el agua era escasa y se ponía por minutos, se llevaba también, como he dicho, una libreta de anillas con un bolígrafo atado a ella (todo metido en una bolsa de plástico), en la que se apuntaba quién regaba, paraje, a qué hora empezaba y a qué hora finalizaba, contabilizándose así los minutos finales que había regado en cada hijalve y que no podía sobrepasar los acordados según las hanegas que tuviera en esa parte de huerta. 


Decir también que en cada acequia había un presidente, un encargado y una junta compuesta por vocales. Hasta los años 70 del siglo XX el alcalde de Mesones era el presidente de todas las acequias, por lo que si había problemas entre propietarios era al alcalde al que tenían que dirigirse para dirimir la disputa.

 

Los hijalves de la acequia Ardachera son:

 

Primer hijalve: la Misa de Once. Desde la Azud Baja, donde se coje el agua, hasta la “Misa de Once”. Se llama así porque los curas debían tener ahí algún campo. Enfrente, pasado el río, existe una zona alta y escarpada de roca, perpendicular al río, un auténtico acantilado. Por eso, a esta zona rocosa la llamaron las Predicaderas (como el púlpito), en el paraje de Valles, y la del otro lado del río, abajo, la Misa de Once (la de los domingos, cuando echaban los sermones los curas; poniendo “fina” a la gente). Días de riego, 1, 11 y 21.

Segundo: Las Olmedas (junto al río, siempre ha habido olmos, además de alguna chopera; pero, esos eran silvestres). Días de riego, 2, 12 y 22.

Tercero: El “Ojo Alberto” (un caño desde la il-la de la acequia donde baja el agua de la misma). Días de riego, 3, 13 y 23.

Cuarto: Las Artilleras (quizás venga de Artillos; en algún plano antiguo también viene así; no sé si tendrá relación con el nombre del antiguo poblado celtíbero en esta zona). Días de riego, 4, 14 y 24.


Quinto: La Torre (todo lo que está debajo de la torre hasta el río y una parte de campos del otro lado del camino-barranco de la Torre). Días de riego, 5, 15 y 25.


Sexto: El “Ojo la Torre”, otro caño como el anterior, donde está el “sobradero”, que riega más abajo por un ramal la llamada Llana de la Torre, hasta la Pedregosa. Días de riego, 6, 16 y 26.


Séptimo: El Bosque (se desconoce el origen de este nombre). Días de riego, 7, 17 y 27.


Octavo: Otros campos del paraje del Bosque. Días de riego, 8, 18 y 28.


Noveno: Las Parromeras (se desconoce también su origen; pero es posible que se deba a un arbusto típico de esa zona, que da como fruto unas pequeñas bolas, primero rojas y después negras). Días de riego, 9, 19 y 29.


Décimo: Otros campos de las Parromeras hasta el límite con el termino de Nigüella. Días de riego, 10, 20 y 30.


Seguidamente hago un pequeño reportaje de estos parajes.


Primer hijalve: la Misa de Once.



En primer plano la Misa de Once, al fondo las Predicaderas (montaña rojiza).




Segundo: Las Olmedas.


 

Todavía pueden verse los olmos, de ahí su nombre, las Olmedas”




Tercero: El “Ojo Alberto”.



Tajadera del “Ojo Alberto”


Una de las balsas que utiliza Ángel “el Chalán” para regar en el “Ojo Alberto”



Cuarto: Las Artilleras. 







Quinto: La Torre.






Sexto: El “Ojo la Torre”, otro caño como el anterior, donde está el “sobradero”, que riega más abajo por un ramal la llamada Llana de la Torre, hasta la Pedregosa.

 


La Llana de la Torre





Séptimo: El Bosque.







Donde empiezan los olivos empiezan las Parromeras


Regando en el paraje del Bosque

Octavo: Otros campos del paraje del Bosque.






Noveno: Las Parromeras.

 






Il-la con la tajadera de piedra, losa, en la acequia Ardachera totalmente cegada en este tramo al coincidir con un barranco del monte en el paraje de las Parromeras.
















Por las Parromeras la acequia Ardachera está ciega y las “il-las” rotas


Vemos la acequia totalmente cegada. Pese a ser la acequia de tierra en esta parte de las Parromeras, algunos tramos más conflictivos del cajero exterior de la misma los reforzaron con piedra y cemento. Hay muchos tramos así.


La tajadera se está desintegrando con el paso del tiempo












Vemos otra tajadera de piedra, losa, de una il-la de la acequia en un tramo completamente cegada



Décimo: Otros campos de las Parromeras.



Vemos otro tramo de cajero y cemento, en la parte más vulnerable










Vemos los restos de un muro que bajaba hasta un acantilado del río, justo encima del pozo la Peña. Está junto al barranco que divide los términos de Mesones y Nigüella. Está cortado por las tablas donde están los olivos y por la propia acequia, por lo que parece anterior a éstas; quizá ya de cuando el poblado celtíbero, cortando algún camino o senda que fuera por esta vertiente del río, donde estaba el asentamiento.
En las Parromeras, junto al Paguillo (o los Paguillos), dicen que existe una especie de “paretón”, como dice Fernando, que todavía no he podido ver. Debe estar lleno de zarzales. A ver si algún día puedo verlo.



Vemos debajo de los olivos el cauce de la acequia del Medio. La Ardachera siempre va por encima de los últimos olivos del monte.



Barranco del “pozo la Peña”, el que separa los términos municipales. A partir de aquí comienzan las Parromeras de Nigüella. Antes de repoblarse Nigüella sería todo simplemente las Parromeras. 


La Llana de Nigüella. Al fondo, en los montes, donde se ven los olivos más altos, justo por ahí discurre la acequia Ardachera.



Azud poco después de pasado el pozo de la Peña, donde coge el agua la acequia “Bajera” de Nigüella, que va por debajo de la acequia del Medio.



 

Huerta de Nigüella ya abandonada. Al fondo las “Parromeras” de Nigüella, donde hay olivos cuando menos centenarios.


Las Parromeras de Nigüella




 


 

ALGUNOS TÉRMINOS UTILIZADOS POR LOS MESONEROS RELACIONADOS CON LAS ACEQUIAS

 

“Hijalve completo”: recorrido completo en tiempo que duraba regar los campos que abarca una acequia desde su inicio hasta su finalización, en el caso de la acequia Molinar eran diez días. Los campos que recorre este hijalve completo se dividen en tramos más pequeños, concretamente en diez hijalves, correspondiéndoles a estos 10 hijalves un día determinado de riego a cada uno.

 

“Entibo”  o “enteso”agua acumulada que quedaba estancada en tramos de acequia que podían aprovechar los propietarios de los campos de más abajo una vez que se terminaba el hijalve. Se subastaba en la Casa la Villa o, popularmente, “Casa Villa”.

 

“Parejo”regar un campo detrás de otro, sin importar el tiempo que costara, hasta la finalización del hijalve completo. A partir de ese momento debido a la escasez de agua empezaba a regarse por minutos en el siguiente hijalve.

 

“Somera”llámese este término a las noches que tenían derecho los vecinos de Nigüella a regar con la acequia Ardachera del término de Mesones, que eran dos días a la semana, aunque posteriormente se amplió a tres, al pasar de siete hijalves a diez. El horario de la “Somera” comprendía desde la puesta de sol hasta el primer rayo de luz de la mañana del día siguiente, en ese momento los de Mesones ya les “cortaban el agua”.

 

“Alfarda”: contribución que tenían que pagar los propietarios de los campos que se aprovechaban de la acequia para regar. En 1999 eran 150 pesetas por hanega.

 

“Parada”: detener el paso del agua en una acequia con una tajadera, con el fin de que el agua subiera de nivel y poder regar así campos que estuvieran a un nivel más alto que el suelo del cauce de la misma. A lo largo de la acequia Molinar hay 10-12 tajaderas que cortan el paso del agua por la acequia con el fin de que suba de nivel y se puedan regar los campos de “las paradas”, que están más altos que el nivel de la acequia.

 

“Batidero”: tajadera grande metálica situada en un lado del cajero, con una barra de hierro que al girarla hacía que la tajadera subiera o bajara, abriendo o cerrando el paso del agua. Su función era para limpiar y desaguar la acequia, con el fin de evitar cuando se producían tormentas con grandes cantidades de agua, que pudiera reventarse o cegarse la acequia, o que entrara en los campos causando destrozos, y para regar en su caso por esa “il-la”.

 

“Ojo”: Se llamaba así a los “batideros” importantes de la acequia que distribuían el agua por otras canalizaciones o acequias secundarias y que atravesaban como un pequeño túnel, estando algo más bajos que el nivel de la acequia.

 

“Tajadera”hecha de cemento o de hierro, o a veces simplemente era una losa de piedra que cerraba o abría las aberturas practicadas en la acequia a lo largo de todo su curso (il-las) con el fin de regar los campos que abarcaba a lo largo de su recorrido. También son las que se ponen en medio de la acequia para detener el curso del agua.

 

“Il-la” , “ila” o “hila”: se llamaba así a todas las aberturas de la acequia donde había tajaderas para regar los campos. También se llama así a las aberturas de las diferentes regaderas que cogen el agua de la acequia. Sin duda, este nombre es de origen árabe.

 

“Azud”barrera o presa hecha en los ríos con el fin de facilitar el desvío de parte del caudal para riego y otros usos.

 

“Regadera”Zanja o canal por donde se conducen las aguas desde la acequia para regar y para otros fines.

 

“Ramal”: brazal.

 

“Brazal”: canal que sale de un río o acequia.

 

“Caño”: tramo largo de una regadera que está tapada o cubierta, no viéndose circular el agua.

 

“Olma”: talud entre dos fincas que están a distinto nivel. Muro o pared de piedra para dividir los campos y dejarlos llanos cuando los mismos se encuentran en ladera con pendiente. 

 

“Portillo”: trozo de “olma” o muro de piedra caído.

 

“Ribazo”: talud de tierra entre dos fincas que están a distinto nivel; en este caso el desnivel suele ser escaso, pero también los hay de tamaño considerable.

 

“Tabla” o “Tablar”: zona de cultivo de un campo al mismo nivel.

 

“Caidero”: salto de agua en una “il-la” o salida de agua de la acequia hacia una regadera que está más baja.

 

“Sobradero”: parte del cajero de una acequia más bajo que el resto del cajero, por el que escapa el agua cuando el caudal es muy grande en la acequia, evitando así que se pueda reventar la acequia por exceso de caudal.

 

“Tollo”: acumulación de tierra y piedras que cegaba un tramo de acequia.

 

“Tollera”: tramo de acumulación de tierra y piedras  en la acequia, mayor que en un tollo.

 

“Cortar el agua”: cerrar una tajadera para que el agua que va por la acequia pase a otro campo o paraje de riego, o quitarle el agua al que esté regando.

 

“Corte de agua”: agua que quedaba acumulada en la acequia tras terminarse el hijalve completo al cortar el agua de éste para empezar el nuevo hijalve en la parte más alta de la acequia. Ese corte de agua se compraba en subasta en la Casa de la Villa de Mesones.

 

“Regar por minutos”: método de riego que consistía en regar los campos en época de escasez de agua en base a un tiempo que se establecía por hanega de tierra previamente. En Mesones en la acequia Molinar correspondía a 10 minutos por hanega de tierra y en la acequia Ardachera a 50 minutos por hanega.

 

“Surco de agua”medida de caudal de agua que bajaba por la acequia, que equivalía a la cantidad que entraba en un surco de un hortal. Cuando se hablaba que bajaba un surco o dos de agua, era porque era muy escaso el caudal. Con esto, prácticamente, no se podían regar los campos. Solo se podrían regar pequeños hortales.

 

“Hanega”Es una medida agraria de superficie utilizada en Aragón. También es denominada Fanega. Equivale a 1200 varas cuadradas o 715,18 metros cuadrados. Se suele dividir en 3 cuartales. Aunque en Mesones medía menos, 615 como vemos en las escrituras. Esto dice que lo hacían los ricos para cobrar más por arriendos.

 

“Cajero”: En acequias, canales o acueductos, parte de un talud comprendido entre el nivel ordinario del agua y la superficie del terreno. Es lo que está a los lados de la acequia, lo que abarca al final toda la canalización.

 

“Llenador”: Lugar empleado por la población de una localidad para coger agua de boca, cuando todavía no había agua corriente en las casas. Solían colocarse en las acequias de los pueblos, en su parte más alta, donde el agua era más limpia.

 

“Lavadero”: Sitio especialmente en una acequia para lavar la ropa.

 

“Abrevadero”Estanque, pilón o paraje del río, acequia o manantial a propósito para dar de beber al ganado.

 

“Fuente”Manantial de agua que brota de la tierra.

 

“Sotera”: Azada que se emplea ordinariamente para “hoyar”, entrecavar, regar y otras labores agrícolas. Su cabeza es metálica, tiene forma triangular alargada y con un mango largo, que suele ser de madera y que se introduce en el agujero de la cabeza.

 

“Ajadón”: Otro tipo de sotera, pero la cabeza metálica aunque también es triangular es más grande, ancha y roma, siendo el mango la mitad de largo de la sotera. Se empleaba para hacer los agujeros y sacar la tierra cuando se plantaban los árboles.

 

“Hoz”: Instrumento que sirve para segar mieses y hierbas, compuesto de una hoja acerada, curva, con dientes muy agudos y cortantes o con filo por la parte cóncava, afianzada en un mango de madera.

 

“Machete”: Es una herramienta de corte, también utilizada como arma; es como un cuchillo largo, pero más corto que una espada. Sin embargo en Mesones su hoja es curva como la hoz, más roma y ancha.

 

“Albardón”aparejo hueco que se pone a las caballerías para montar en ellas.

 

“Anganillas”: aparejo metálico que se sujetaba en el “albardón” de las caballerías para colocar en ambos lados y facilitar su transporte. Había de varios tipos, según la carga a transportar: cajones, sacos de patatas, cántaros…

 

“Tarriza”barreño.

 

Albarca”: sandalia rústica consistente en una suela de cuero, esparto o goma de neumático que se ata al pie con cuerdas o correas.

 




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